jueves, 31 de mayo de 2012

EL ROTUNDO FRACASO DE LA QUIMIOTERAPIA






Por Antonio Muro
La Quimioterapia consiste básicamente en el tratamiento del cáncer mediante sustancias químicas. Y éstas son, básicamente, de dos tipos: citostáticas -intentan impedir que las células cancerosas se multipliquen- y citotóxicas -destruyen las células cancerígenas-
El problema es que, al margen de su grado de efectividad, no son "selectivas" y, por tanto, también afectan a las células sanas. De ahí sus brutales efectos secundarios. Aunque lo más grave es que a pesar de tales efectos yatrogénicos y sus prácticamente nulos resultados se trata a la inmensa mayoría de los pacientes con ellas.

La Quimioterapia es uno de los tratamientos más indefendibles de la medicina moderna. Y sólo el hecho de que se presente por los médicos como la única alternativa a una muerte segura permite entender que los pacientes acepten someterse al deterioro físico y psíquico que provoca, más cercano casi a la tortura que a la medicina.
Hablamos de un método que nació en 1942 cuando Alfred Gilman y Fred Phillips, investigadores de la conocida Universidad de Yale, decidieron estudiar las posibilidades terapéuticas del tristemente célebre gas mostaza o Iperita, un producto venenoso que se utilizó como arma química por primera vez durante la I Guerra Mundial.
Estos investigadores sabían que tras un ataque efectuado en 1917 con el gas mostaza por las tropas alemanas un médico aliado había comprobado que muchos soldados que resultaron afectados aun estando lejos del lugar donde había caído la bomba de gas morían varios días después con cuadros infecciosos o debido a hemorragias internas, constatándose que padecían una marcada disminución de sus glóbulos blancos y plaquetas así como hipoplasia (reducción del volumen de un órgano por disminución de su número de células) medular y linfática.
Resultado todo ello de su condición de agente alquilante, es decir, capaz de alterar la estructura y función de las moléculas de ADN de una célula de tal manera que impide que ésta pueda multiplicarse. ¿Por qué no usar pues -se preguntaron- esa propiedad para intentar impedir la multiplicación descontrolada de las células cancerosas?

Dicho y hecho; poco después comenzarían los ensayos con roedores. Y a continuación, tras los aparentes éxitos iniciales, en humanos. En 1946 se anunciaría que se había logrado reducir de tamaño los tumores de dos pacientes, uno con un linfosarcoma y otro con un Linfoma de Hodgkin.
Otros investigadores -Alper, Dameshek y Peterson- obtenían poco después resultados similares. Sin embargo, en los años 50 las investigaciones realizadas por el National Cancer Institut de Estados Unidos mostraban que los agentes alquilantes, asociados ya con esteroides y otros fármacos, no servían para lograr una mayor supervivencia de los enfermos. Una esperanza nunca lograda que desde entonces se sigue intentando. A día de hoy, sin éxito.
La Quimioterapia nació pues como un método que consiste básicamente en dar un veneno con el que destruir las células cancerosas o intentar impedir su multiplicación. Sólo que el veneno actúa igualmente sobre las células sanas. Basta leer los efectos secundarios reconocidos en los prospectos de cualquiera de los productos anticancerígenos que actualmente se comercializan para constatar que si se utilizaran en un persona sana -para qué hablar de una enferma- lo más probable es que ésta acabara muriendo.
No existe lógica alguna por tanto para la práctica de la Quimioterapia. No hay en ello sentido común. Y sólo el miedo a la presunta falta de alternativas explica que se haya impuesto como terapia en el mundo. A pesar de lo cual el principal argumento utilizado por quienes dicen hablar "desde la ciencia" y se niegan a aceptar tanto otras formas de entender qué es el cáncer como la eficacia de tratamientos alternativos a los habituales es siempre el mismo: "La Quimioterapia -afirman sin fundamento alguno- es, del mal, el menor".
Kevin Murphy, un oncólogo que trabaja en Vancouver, resume muy bien la postura convencional en Adjuvant Chemotherap, un manual concebido para que sus pacientes entiendan en qué consiste el tratamiento: "La Quimioterapia es un tratamiento difícil de entender. Tal y como un paciente me dijo: '¿Me está usted sugiriendo que me someta a un tratamiento que me va a enfermar temporalmente para tratar un cáncer que no puede usted encontrar y encima ni siquiera sabe si hacerlo me servirá de algo?".
Es similar a un seguro de vida. Cuando usted paga sus primas a la compañía de seguros está reconociendo un riesgo potencial para su vida que puede o no puede acaecer (un accidente, una enfermedad, un terremoto, un robo...). Bueno, pues el tratamiento con quimioterapia se basa en la presunción de que su aplicación puede hacer disminuir el tamaño de los tumores y "reducir" el riesgo de que vuelvan a aparecer después.
Las estadísticas -controladas generalmente por quienes tienen interés en demostrar que los fármacos que prueban funcionan- indican que así sucede en un porcentaje significativo cuando se trata de cánceres de mama, colon, testículos, leucemias, linfomas y la llamada enfermedad de Hodgkin... pero las mismas son sólo una de las maneras posibles de presentar las cifras. Eso sí, sirven para que la mayoría de los enfermos crean que los posibles beneficios compensan los riesgos y acepten ser sometidos a Quimioterapia.


LA MODA DE LOS COCTELES
Ante la evidencia de que los fármacos anticancerígenos utilizados en Quimioterapia no sólo no curan el cáncer sino que ni siquiera prolongan la vida de los enfermos se ha instaurado la moda de aplicar "un protocolo de quimioterapia combinada". Es decir, la utilización de "cócteles" -como en el caso de los enfermos de SIDA- con varios productos que se toman al mismo tiempo. Según la versión oficial, cuando esos cócteles se toman tras una intervención quirúrgica para extirpar el tumor y además se ha sometido al paciente a Radioterapia se logran "índices de curación significativos".
Claro que lo que eso significa realmente es que la "supervivencia" en los cinco años siguientes es algo mayor estadísticamente, no que el cáncer se cure porque el paciente desgraciadamente termina muriendo en la mayor parte de los casos. Y es que ya hemos explicado en artículos anteriores que cuando los oncólogos hablan de "curación" no se refieren a que uno queda libre del cáncer sino que hablan de "curación clínica", término que se aplica a todo enfermo que sigue vivo cinco años después de serle diagnosticado un cáncer. Aunque al día siguiente se muera. Un sarcasmo.
Es también evidente que aun cuando cada persona es un mundo, la respuesta a la Quimioterapia varía en función de las dosis, el tipo de fármaco que se da, la duración del tratamiento y el grado de evolución en que está la enfermedad. En realidad sólo existe una certeza sobre el asunto: todos los fármacos químicos que se utilizan para tratar el cáncer son tóxicos y, además, claramente immunodepresores, es decir, bajan las defensas naturales del enfermo. Y -por si fuera poco- la mayoría son también cancerígenos. Y no ya como efecto colateral sino como efecto primario puesto que no distinguen entre las células cancerosas y las células sanas. Destruyen ambas.
Es más, la mayoría atacan la médula ósea destruyendo a la vez los glóbulos blancos cuya función es combatir las infecciones, los glóbulos rojos que llevan el vital oxígeno a los órganos del cuerpo y las plaquetas que permiten la coagulación de la sangre. Consecuentemente, todo enfermo sometido a Quimioterapia termina con su sistema inmunitario destruido o comprometido quedando expuesto a otras enfermedades por lo que no es extraño que puedan fallecer de una simple pulmonía o de una infección común.
En resumen, la Quimioterapia es uno de los tratamientos más devastadores -física, psíquica y emocionalmente- a los que puede someterse una persona enferma. Y el daño interno producido se comprueba rápidamente.
La mayoría de los fármacos oncológicos provocan, entre otros efectos indeseables, calvicie (el cabello puede tardar años en regresar a la normalidad), náuseas extremas, vómitos, encías sangrantes, debilidad extrema, llagas alrededor de la boca, aftas y sangrado y ulceración del tracto gastrointestinal. Muchos pacientes aseguran que los "efectos colaterales" -entre ellos, la fatiga- son incluso peores que la propia enfermedad. Una dramática realidad que no es negada por la medicina convencional. ¿Cómo iban a negar las evidencias? "Es inevitable -argumentan sus defensores-, el precio a pagar, el riesgo a correr para tratar de vencer al cáncer".
Y, sin embargo, si se sabe que los productos que se usan son tóxicos, auténticos venenos para el organismo, ¿cómo se sustenta la idea de que la quimioterapia es beneficiosa en el tratamiento del cáncer? Pues se sustenta en la creencia de los oncólogos -no demasiado avalada por los resultados finales- de que el cáncer es un mal localizado -por eso hablan de muchos tipos de cáncer distintos- que se combate de forma específica y localizada. Con lo que en la práctica han reducido en general la lucha contra el cáncer a la lucha contra los tumores.
Es decir, como confunden el tumor con el cáncer utilizan medicamentos tóxicos para intentar reducir su tamaño creyendo que eso implica vencer al cáncer. Según la teoría oficial, reducir el tamaño de un tumor proporciona al paciente una mayor expectativa de vida. Una teoría, cabe añadir, que la experiencia ha demostrado falsa hasta la saciedad.
Porque es verdad que en algunos casos tal cosa puede suceder pero lo cierto es que en el caso de cánceres avanzados, al final casi todos mueren. Antes de los cinco años en la mayoría de las ocasiones. Con una calidad de vida, además, mucho peor. Bueno, pues con esa simple expectativa de aumento de vida durante unos meses o unos pocos años... justifican la Quimioterapia y el auténtico drama por el que se hace pasar al enfermo. Una extraña pirueta dialéctica que adornan con lenguaje "científico" y con la que intentan convencernos -y autoconvencerse- dando por válida una secuencia causa-efecto absolutamente cuestionable.
Porque, -ES CIERTO que hay fármacos que reducen cierto tipo de tumores.
Pero conviene saber que para pasar el test de "efectividad" la FDA norteamericana no exige evidencia de que los remedios salven vidas o curen algo sino sólo de que son "efectivos para el uso para el cual están pensados". "El fármaco -se dice- tendrá el efecto que se supone que tiene bajo las condiciones de uso prescriptas, recomendadas y sugeridas en la etiqueta"
-Es decir, para que un producto contra el cáncer se considere "efectivo" basta que reduzca el tamaño del tumor si para ello se prescribe. Aunque no sirva para curar al enfermo, como ocurre en la mayoría de los casos.
-Por tanto, NO ES CIERTO que la reducción de un tumor implique la curación, la recuperación de la salud. Alan C. Nixon, ex presidente de la American Chemical Society, escribió al respecto: "Como químico entrenado para interpretar datos me parece incomprensible que los médicos ignoren la clara evidencia de que la Quimioterapia hace mucho, pero mucho más daño que bien".
LA QUIMIOTERAPIA, CURAR NO CURA NADA
El Dr. Ulrich Abel, experto en Bioestadística Oncológica en Heidelberg, publicó en 1990 una de las obras más críticas con la teoría oficial: Quimioterapia para cánceres epiteliales avanzados. Al decir "epitelial", el doctor Abel se refiere en su obra a las formas más frecuentes de adenocarcinoma -pulmón, mama, próstata, colon, etc-, "tipos" de cáncer que provocan el 80% de las muertes por esta enfermedad en los países industriales avanzados.
Pues bien, al hacer una revisión de su obra cinco años después -que, curiosamente, nunca fue traducida al inglés- pudo constatar que las conclusiones seguían siendo válidas. Es más, todavía hoy, consultado por esta revista, considera sus resultados vigentes aun cuando reconoce no haber continuado con sus seguimientos estadísticos en este campo.
Bueno, pues la obra del Dr. Abel, sin que afirme la falta de eficacia de la Quimioterapia en todos los casos, avala con sus estudios estadísticos las dudas de muchos médicos sobre la eficacia de la Quimioterapia, especialmente en las fases avanzadas. Porque, en sus propias palabras, "un análisis sobrio y sin prejuicios de la literatura (científica) raramente ha revelado que los regímenes (de medicamentos) en cuestión tengan algún beneficio terapéutico en el tratamiento de cánceres epiteliales avanzados".
Después de diez años trabajando en el área de Estadística en Oncología Clínica, la inquietud del Dr. Abel acabó transformándose en certeza: "No hay evidencia, para la gran mayoría de los casos de cáncer, de que el tratamiento con estos fármacos produzca resultados positivos en los pacientes con enfermedad avanzada, ya sea en expectativas de vida o en calidad de vida". Y agrega: "La casi dogmática creencia en la eficacia de la Quimioterapia se basa con frecuencia en conclusiones falsas extraídas de datos inapropiados".
En resumen, el minucioso trabajo del Dr. Abel hasta 1995 -como quién dice, anteayer- pone en evidencia que la Oncología ha sido incapaz de proporcionar bases científicas sólidas para justificar el uso de la terapia citotóxica tal como se ha venido haciendo. A pesar de lo cual la tesis de que la Quimioterapia es eficaz está considerado un dogma de la medicina moderna desde hace décadas. Los resultados, empero, no justifican esa apuesta unilateral mientras otras líneas de investigación han sido abandonadas, descartadas o relegadas al esfuerzo individual.
La realidad es que la tasa de mortalidad en los cánceres más comunes -cáncer de colon, mama, próstata, páncreas, y ovarios- ha evolucionado muy poco en los últimos cincuenta años. Contra los tumores malignos de pulmón tampoco se ha avanzado mucho. En algunos casos, la diferencia entre aplicar Quimioterapia y no hacerlo apenas es significativa.
Un estudio inglés efectuado en 1992 concluyó que en el caso del cáncer de mama de diagnóstico temprano se había hallado una modesta ventaja en cuanto a extensión de vida. Se evaluaron 31 estudios en los que participaron 11.000 mujeres y se encontró una leve ventaja de extensión de vida después de diez años en pacientes que habían recibido "poliquimioterapia" (más de un fármaco oncológico durante más de un mes).
La probabilidad de que las mujeres estuvieran vivas diez años después, sin embargo, eran tan sólo del 51,3% con los medicamentos frente a un 45% sin los medicamentos. Es decir, sólo un 6,3% de diferencia en la esperanza de vida.
Bueno, pues a pesar de tan escasa -y discutible- diferencia las autoridades médicas recomiendan quimioterapia a todas las pacientes con cáncer de mama, tengan o no signos visibles de cáncer después de la cirugía. La teoría oficial mantiene que, haciendo una proyección estadística con miles de mujeres, se deduce que muchas se pueden salvar.
La verdad, sin embargo, es que las estadísticas lo que demuestran es que el 93,7% no sólo no se beneficiará de la Quimioterapia sino que sus organismos serán devastados por los efectos secundarios de los fármacos oncológicos. ¿Y mejorará con ello al menos su calidad de vida? Indudablemente, no: empeorará. Porque ya hemos dicho que prácticamente todos los agentes quimioterapéuticos son tóxicos e inmunosupresores.
EL DRAMA HUMANO DE LA QUIMIOTERAPIA
En suma, la Quimioterapia no sólo no garantiza en la mayor parte de los casos una mayor supervivencia sino que encima provoca una calidad de vida mucho peor. Uno de los principales efectos que modifican determinantemente la vida de los pacientes es la anemia, asociada a fatiga y cansancio. Y es que entre las células sanas que destruye la Quimioterapia se encuentran los glóbulos rojos, encargados de transportar el oxígeno a través de todo el cuerpo para mantener la energía.
Su pérdida puede además sobrecargar el corazón haciendo que se esfuerce por aportar oxígeno donde se necesita, impedir pensar con claridad, convertir la lectura y la escritura en una tarea hercúlea, suprimir el estímulo sexual y convertir cualquier actividad cotidiana en un esfuerzo agotador.
Después están las infecciones. El paciente tendrá que luchar contra todo tipo de infecciones oportunistas porque los fármacos destruyen los leucocitos preparados para la defensa del organismo. De hecho, si se contrae cualquier infección durante el tratamiento con Quimioterapia lo normal es que el enfermo sea hospitalizado, algo que indudablemente lo debilita aún más psicológicamente porque tiene que alterar su vida y dejar sus actividades cotidianas -incluido el trabajo-, le impide cuidar de los hijos, debe permanecer alejado de la familia y los amigos.... Sin olvidar que por estar hospitalizado estará más expuesto a contraer otras infecciones. A fin de cuentas, hoy día los hospitales son auténticos focos de infección.
Además de los citados efectos a corto plazo -entre otros- la Quimioterapia puede provocar a largo plazo algunos más graves. Por ejemplo, lesiones de corazón que pueden manifestarse semanas, meses o años después del tratamiento. Un trabajo publicado el año pasado apuntalaba esta hipótesis, mantenida desde hace tiempo por algunos investigadores. Nature Medicine descubría que el mismo mecanismo que sirve para luchar contra los tumores en una de las sustancias (Herceptin) utilizadas en el cáncer de mama es responsable a su vez de causar daños en el corazón al hacer más vulnerables las células cardíacas a la toxicidad de los quimioterapéuticos que se administran a continuación.
La Quimioterapia puede también provocar pérdida de la fertilidad y, sobre todo, un mayor riesgo de reaparición del cáncer. Está demostrado que la mayoría de las productos quimoterapéuticos pueden llegar a producir cánceres secundarios, especialmente en el tracto gastrointestinal, los ovarios y los pulmones. Éstos se encuentran entre los cánceres más difíciles de tratar y pueden aparecer cinco, diez o quince años después de un primer tratamiento "exitoso" con Quimioterapia.
El New England Journal of Medicine publicaba el 21 de septiembre de 1989 lo siguiente: "Se sabe que los cánceres secundarios son complicaciones causadas por la quimioterapia y la irradiación empleada para tratar linfomas y linfomas de Hodgkin además de otros cánceres primarios". Y un año después -el 5 de enero de 1990- Associated Press difundía la siguiente noticia: "Las fármacos que se usaban hace tiempo para tratar el cáncer ovárico pueden haber resultado tan nocivas como beneficiosas al incrementar enormemente el riesgo de padecer leucemia... Entre las mujeres tratadas desde 1960 hasta 1985 el riesgo de leucemia era 12 veces superior en aquellas pacientes que recibieron Quimioterapia que en aquéllas que sólo fueron sometidas a cirugía".
Cabe añadir que según el Dr. John Cairns, microbiólogo de Harvard, "entre el 5 y el 10% de los pacientes que sobreviven a la Quimioterapia mueren luego de leucemia en los diez años posteriores al tratamiento". Y que cuando -como muchos oncólogos proponen- "la Quimioterapia y la radiación se aplican conjuntamente los tumores secundarios se dan en una proporción aproximadamente 25 veces mayor de lo esperable".
Esta determinación tan contundente fue realizada por el Dr. John Laszlo siendo vicepresidente superior de investigación de la Sociedad Americana contra el Cáncer.
"Las nuevas combinaciones quimioterapéuticas no están aportando ni más supervivencia ni más calidad de vida que otros protocolos más antiguos en los cánceres más significativos pero están elevando la factura de forma considerable", denunciaba hace poco. el Journal of National Cancer en un trabajo en el que se comparaba la eficacia y el coste de la combinación cisplatino-vinorelbina con la de paclitaxel -el conocido Taxol- y carboplatino.
Este último protocolo, comparado con el primero, eleva el gasto total del tratamiento en 9.000 euros, una diferencia sustancial sin que por ello mejoren los resultados finales.
Lo de siempre: no hay mejores resultados pero sí más gastos en medicamentos y más ingresos para la industria. Con la complicidad de los ministerios de Sanidad.
LA MEDICINA, COMO LA JUSTICIA: CIEGA
Como oficialmente se ha decidido no trabajar en nuevas líneas de investigación los médicos siguen basando en la Quimioterapia buena parte de los tratamientos contra el cáncer. Para algunos es lo "lógico" a la vista de que sus conocimientos sólo apuntan en la dirección de los fármacos agresivos; para otros es un callejón sin salida. El ya citado Dr. Abel realizó una encuesta entre cientos de oncólogos y su conclusión fue ésta:
"Las opiniones personales de muchos oncólogos parecen contrastar de manera llamativa con lo que se comunica al público". Ya en un artículo titulado Chemotherapy: Snake-Oil Remedy? aparecido en Los Angeles Times el 1 de septiembre de 1987, el Dr. Martin F. Shapiro denunciaba públicamente que "mientras algunos oncólogos informan a sus pacientes de la falta de evidencias reales de los tratamientos... otros se dejan llevar por los estudios científicos que manifiestan un optimismo injustificado sobre la Quimioterapia. Y algunos más responden sencillamente a los incentivos económicos; los médicos pueden ganar mucho más dinero practicando la Quimioterapia de lo que pueden ganar proporcionando solaz y alivio a los pacientes agonizantes y sus familias ".
El Dr. Shapiro no es, en todo caso, el primero -ni el único- en hacer esta denuncia.
El doctor Alan Levin, profesor de Inmunología en la Facultad de Medicina de San Francisco, afirmó ya en 1985 durante una conferencia sobre los abusos en la medicina lo siguiente: "Los médicos generalistas son intimidados para seguir protocolos que se sabe que no funcionan.
Uno de los ejemplos más evidentes es la Quimioterapia, que no funciona en la mayoría de cánceres".Y agregó: "A pesar de que la mayoría de los médicos está de acuerdo con que la Quimioterapia resulta en gran medida ineficaz se ven coaccionados a usarla por grupos de interés especiales que tienen intereses creados en las ganancias que produce la industria".
En 1986 un grupo de investigadores del McGill Cancer Center hizo una encuesta entre 118 médicos que trataban el cáncer de pulmón con quimioterapia pidiéndoles que imaginaran que enfermaban de cáncer y comunicaran con qué tratamientos habituales de Quimioterapia aceptarían ser tratados. Pues bien, 64 de 79 aseguraron que no consentirían en modo alguno estar en ningún tratamiento que incluyera cistaplino, un producto común en Quimioterapia. Es más, ¡cincuenta y ocho! dijeron que los ensayos sobre esos fármacos no eran asumibles porque no demostraban su eficacia y en cambio su toxicidad era inaceptable. ¿Le cabe alguna duda aún, amigo lector, de que médicos y medicina permanecen ciegos ante la realidad?
Ahora bien, ¿significa esto que las personas relacionadas con las investigaciones sobre cáncer y la industria farmacéutica forman parte de algún tipo de conspiración para detener la cura del cáncer? Edward Griffin, en su obra The Politics of Cancer, no lo cree: "(...) Afrontémoslo: esas personas mueren de cáncer como todo el mundo (...) Es obvio pues que no ocultan conscientemente un posible control de la enfermedad. Lo que significa es que el monopolio médico del cartel (farmacéutico-químico) ha creado tal clima de influencias en nuestro sistema educativo que la verdad científica se sacrifica a menudo a los intereses creados".
En esta misma línea parece apuntar la información publicada el 26 de enero de este año en The New York Times titulada Las ventas de medicamentos (utilizados en quimioterapia) producen altas ganancias a los oncólogos". Según el diario, "en un momento en el que el conjunto del gasto en medicamentos de prescripción está por las nubes, los especialistas en cáncer (en los EEUU) se están embolsando centenares de millones de dólares cada año vendiendo fármacos a los enfermos, una práctica que casi ningún médico sigue". Se trata, ante todo, de un negocio. Para la industria... y para los oncólogos.
Según datos del Medical Group Management Association, entre 1997 y 2001 la venta de fármacos llevó a los oncólogos a aumentar sus ingresos en un 40% (ganan de media casi 300.000 dólares al año, incluidas las ganancias extras por venta de medicamentos antitumorales), lo que les ha puesto al frente de la lista de quienes más ganan entre los especialistas médicos.
Un grave conflicto de intereses que fue denunciado hace ya un año por el doctor Nicholas González, director en Estados Unidos de un programa federal de tratamiento del cáncer de páncreas con terapia nutricional. González denunció públicamente que los oncólogos muy raramente recomendaban a sus pacientes que se trataran con esta terapia y afirmó que, a su juicio, buena parte del problema era "financiero":
"Los oncólogos pueden ingresar hasta 20.000 dólares con un tratamiento de Quimioterapia para el cáncer pancreático... aunque no funciona. Pero es el tratamiento normal y está cubierto por el seguro. Además, si recomendaran a un paciente entrar a formar parte de nuestro estudio de tratamiento del cáncer con Nutrición el enfermo dejaría de ser tratado con fármacos y ellos perderían esos ingresos. Ese es el problema. Algunos llevan además sus propios estudios con Quimioterapia y no están dispuestos a dejarnos los pacientes a nosotros".
Hay que añadir que esta denuncia tiene su fundamento no sólo en el hecho de que los propios médicos venden los medicamentos -lo que de por sí propicia la sospecha- sino en algunos datos publicados con anterioridad. La alarma sobre ese posible conflicto de intereses la hizo sonar el 12 de mayo del 2001 un estudio del Dr. Ezekiel J. Emanuel, bioético y oncólogo que trabaja en los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, quien levantó una considerable polémica durante una reunión de la Sociedad Americana de Oncología Clínica en San Francisco.
Resulta que tras estudiar los casos de casi 8.000 pacientes de Massachussets había constatado que en sus últimos meses de vida a todos los enfermos de cáncer se les daba Quimioterapia aunque se supiera que no respondían ya al tratamiento. "Podría entenderse -denunció- que se de Quimioterapia para reducir el tumor y aliviar los dolores a los pacientes que responden al tratamiento pero hacerlo con quienes no responden es duro de justificar".
Los oncólogos se defenderían afirmando que en muchas ocasiones son los propios pacientes o sus familiares los que lo piden aferrándose al tratamiento como última esperanza.
Afortunadamente, en España los médicos no venden directamente los medicamentos. Desafortunadamente, las terapias complementarias siguen dejándose oficialmente de lado.
CUESTIÓN DE OBJETIVOS
Terminamos diciendo que los enfermos de cáncer deberían entender que cada caso es individual y que son muchos los factores que intervienen en una posible remisión, comenzando probablemente por la fe del paciente en el propio tratamiento.
Y no es nuestra intención arrebatar la esperanza a nadie pero el propio Mariano Barbacid ha reconocido públicamente que el éxito de la Quimioterapia se cifra sólo en el 10% de los casos. Y está por demostrar si esa cifra no está engordada con falsos positivos -personas tratada de cáncer sin tenerlo, algo más habitual de lo que pudiera parecer- y si se ha descontado el 5% de error estadístico que se considera "normal".
Ciertamente, hay casos en los que los tumores han remitido con un tratamiento quimioterapéutico. Están constatados. Que fueran o no realmente malignos es otro cantar. Y que esa remisión supusiera su curación, es decir, que el cáncer desapareciera, está también por demostrar. A los enfermos de cáncer no se les sigue habitualmente la pista cinco o diez años después de finalizar el tratamiento.
Se ignora, por tanto, cuántos casos de cáncer reales tratados con Quimioterapia se han "curado" o han sobrevivido más de 10 años. Esas estadísticas prácticamente no existen. No interesan.
Como no interesa dar a conocer que existen otras formas de entender qué es el cáncer y cómo afrontarlo. De ello les hablaremos en próximos números.






LA MAYORIA DE LOS PACIENTES DE CANCER MUEREN DE LA QUIMIOTERAPIA
Andreas Moritz
23 de julio 2008

El ex secretario de prensa de la Casa Blanca, Tony Snow, murió en julio de 2008 a la edad de 53 años, tras una serie de tratamientos de quimioterapia para el cáncer de colon. En 2005, Snow había quitado el colon y se sometió a seis meses de quimioterapia después de ser diagnosticado con cáncer de colon. Dos años más tarde (2007), Snow se sometieron a cirugía para extirpar un tumor en su área abdominal, cerca del sitio del cáncer original. "Esta es una condición muy tratable", dijo el Dr. Allyson Ocean, un oncólogo gastrointestinal en el Weill Cornell Medical College. "Muchos de los pacientes, debido a los tratamientos que tenemos, son capaces de trabajar y vivir una vida plena, con calidad, al tiempo que están siendo tratados. Cualquiera que mira a esto como una sentencia de muerte que está mal. "Pero, por supuesto, ahora sabemos, el Dr. mar estaba completamente equivocado.


Los titulares de los medios de comunicación proclamaron Snow murió de cáncer de colon, aunque sabía que no tenía un punto más. Al parecer, el cáncer maligno se había "regresado" (¿de dónde?) Y "spread" en el hígado y en otras partes de su cuerpo. De hecho, la cirugía de colon severamente restringidas sus funciones normales de eliminación, lo que sobrecarga el hígado y el tejido líquidos con desechos tóxicos. La serie anterior de la quimioterapia-tratamientos inflamada y un daño irreversible a un gran número de células de su cuerpo, y también afectó a su sistema inmunológico - una receta perfecta para el cultivo de nuevos tipos de cáncer. Ahora no puede curar las causas del cáncer original (además de las de nueva creación), cuerpo de Snow desarrollado nuevos tipos de cáncer en el hígado y otras partes del cuerpo.

Los medios de comunicación, por supuesto, siguen insistiendo Snow murió de cáncer de colon, lo que perpetúa el mito de que sólo es el cáncer que mata a la gente, no el tratamiento. Nadie parece plantear lo importante que es extremadamente difícil para un paciente de cáncer para sanar realmente de esta condición, mientras que ser sometida a los venenos sistémicos de la quimioterapia y la radiación mortal. Si usted es mordido por una serpiente venenosa y no conseguir un antídoto para ella, no es probable que su cuerpo se ve abrumada por el veneno y, por tanto, no puede funcionar nunca más?

Antes, Tony Snow, inició su quimioterapia tratamientos para su cáncer de colon en segundo lugar, que todavía se veía fuerte y saludable. Pero después de algunas semanas en su tratamiento, empezó a desarrollar una voz gruesa, parecía frágil, se volvió gris y la pérdida de su cabello. ¿El cáncer de hacer todo esto a él? Por supuesto que no. El cáncer no hace tal cosa, pero el envenenamiento químico. En realidad parecía más enfermo de lo que alguien que ha sido mordido por una serpiente venenosa.

¿Tiene los medios de comunicación cada vez informe sobre la abrumadora evidencia científica que demuestra que la quimioterapia tiene cero beneficios en la tasa de supervivencia a cinco años de pacientes con cáncer de colon? ¿O cómo muchos oncólogos defender sus pacientes de cáncer y proteger contra el tratamiento de quimioterapia que se sabe muy bien puede causar su muerte mucho más rápidamente que si no recibían tratamiento alguno? ¿Puedes poner tu vida con confianza en sus manos cuando se sabe que la mayoría de ellos ni siquiera considerar la quimioterapia por sí mismos si se les diagnosticó cáncer? ¿Qué saben ellos que no? La noticia se está extendiendo rápidamente que en los Estados Unidos hizo que el médico muertes superan los 750.000 cada año. Tal vez la confianza, muchos médicos ya no lo practican, por buenas razones.

"La mayoría de los pacientes con cáncer en este país mueren de la quimioterapia ... La quimioterapia no elimina el cáncer de mama, colon o pulmón. Este hecho ha sido documentado por más de una década. Sin embargo, los médicos siguen utilizando la quimioterapia para los tumores ... Las mujeres con cáncer de mama es probable que mueran más rápido con la quimioterapia que sin ella "-. Alan Levin, MD

Una investigación realizada por el Departamento de Oncología Radioterápica, en el norte de Sydney Cancer Centre, Australia, en la contribución de la quimioterapia a la supervivencia a 5 años en 22 tumores de adultos mayores, mostró resultados sorprendentes: La contribución total de la quimioterapia citotóxica curativa y adyuvante a la supervivencia a 5 años en adultos se estimó en 2,3% en Australia y el 2,1% en los EE.UU. "[Royal North Shore Hospital Clin Oncol (R Coll Radiol) 2005 Jun; 17 (4):. 294].

La investigación incluyó datos del Registro de Cáncer en Australia y en los resultados de la vigilancia epidemiológica y el Fin de los EE.UU. para el año 1998. La corriente de 5 años la tasa relativa de supervivencia de adultos para el cáncer en Australia es de más del 60%, y no menos que en los EE.UU.. En comparación, una contribución sólo el 2,3% de la quimioterapia a la supervivencia del cáncer no se justifica el gasto y masiva que los pacientes que sufren una tremenda experiencia, debido a los graves efectos, secundarios tóxicos resultantes de este tratamiento. Con una tasa de éxito mediocre del 2,3%, la venta de la quimioterapia como tratamiento médico (en lugar de una estafa), es uno de los mayores actos fraudulentos cometido. La quimioterapia promedio gana la clase médica la friolera de $ 300.000 a $ 1.000.000 cada año, y hasta ahora ha ganado a los que promueven este medicamento pseudo-(veneno) de más de 1 billón de dólares. No es de extrañar que el sistema médico trata de mantener esta estafa con vida el mayor tiempo posible.

En 1990, el epidemiólogo alemán muy respetado, el Dr. Ulrich Abel de la Clínica de Tumores de la Universidad de Heidelberg, llevó a cabo la investigación más completa de todos los principales estudios clínicos sobre los medicamentos de quimioterapia hecho. Abel contacto con 350 centros médicos y les pidió que le enviara todo lo que había publicado nunca en la quimioterapia. También revisó y analizó miles de artículos científicos publicados en las revistas médicas más prestigiosas. Abel tomó varios años para reunir y evaluar los datos. Estudio epidemiológico de Abel, que fue publicado el 10 de agosto de 1991 en The Lancet, deberían haber alertado a todos los médicos y pacientes de cáncer sobre los riesgos de uno de los tratamientos más comunes para el cáncer y otras enfermedades. En su documento, Abel llegó a la conclusión de que la tasa general de éxito de la quimioterapia era "terrible". Según este informe, no había ninguna evidencia científica disponible en cualquier estudio actual para demostrar que la quimioterapia puede "extender de manera apreciable la vida de los pacientes que sufren de los cánceres más comunes orgánica. "

Abel señala que la quimioterapia rara vez mejora la calidad de vida. Él describe la quimioterapia como "un desierto científico" y afirma que a pesar de que no hay evidencia científica de que funciona la quimioterapia, ni médico ni el paciente está dispuesto a renunciar a ella. Los medios de comunicación nunca ha informado sobre este estudio de gran importancia, que no es de extrañar, teniendo en cuenta los enormes intereses creados de los grupos que patrocinan los medios de comunicación, es decir, las compañías farmacéuticas. Una búsqueda reciente se presentó exactamente cero exámenes de la labor de Abel en revistas americanas, a pesar de que fue publicado en 1990. Creo que esto no es porque su trabajo era importante - sino porque es irrefutable.

La verdad del asunto sería demasiado costoso para la industria farmacéutica de soportar, por lo que es inaceptable. Si los medios de comunicación informaron la verdad de que los medicamentos, incluyendo los medicamentos de quimioterapia, se utilizan para cometer genocidio prácticamente en los EE.UU. y el mundo, sus mejores patrocinadores (las empresas farmacéuticas) tendría que retirar su publicidad engañosa de los medios de televisión estaciones de radio, , revistas y periódicos. Sin embargo, ninguno de los grupos quiere ir a la quiebra.

Muchos médicos van tan lejos como la prescripción de fármacos de quimioterapia a los pacientes de desarrollar tumores que son demasiado avanzadas para la cirugía, con el pleno conocimiento de que no hay ningún beneficio en absoluto. Sin embargo, afirman la quimioterapia es un tratamiento efectivo contra el cáncer, y sus pacientes confiados creen que "eficaz" equivale a "curar". Los médicos, por supuesto, se refieren a la definición de la FDA de un sistema "eficaz" de drogas, uno que alcanza un 50% o más de reducción en el tamaño del tumor durante 28 días. Lo que no cuentan a sus pacientes que no existe correlación alguna entre la reducción de los tumores durante 28 días y curar el cáncer o la ampliación de la vida. Contracción temporal del tumor a la quimioterapia no ha demostrado curar el cáncer o para prolongar la vida. En otras palabras, usted puede vivir con un tumor sin tratar por tanto tiempo como lo haría con una que se ha reducido o ha sido eliminada por la quimioterapia (o radiación).

La quimioterapia no ha demostrado tener efectos curativos para el cáncer. Por el contrario, el cuerpo puede curarse a sí mismo, que lo que realmente trata de hacer mediante el desarrollo de cáncer. El cáncer es más una respuesta de curación de lo que es una enfermedad. La "enfermedad" es el intento del cuerpo para curarse a sí mismo de un desequilibrio existente. Y a veces, esta respuesta de curación continúa, incluso si una persona se somete a la quimioterapia (y / o radioterapia). Desafortunadamente, como la investigación se ha mencionado anteriormente ha demostrado, las posibilidades de una verdadera cura se reducen considerablemente cuando los pacientes son tratados con medicamentos de quimioterapia.

Los efectos secundarios del tratamiento puede ser horrendo y doloroso para los pacientes y sus seres queridos, todo ello en nombre de un tratamiento médico de confianza. Aunque el tratamiento contra las drogas viene con la promesa de mejorar la calidad de vida del paciente, es de sentido común que una droga que los hace vomitar y perder el cabello, mientras que arruinando su sistema inmunológico, está haciendo exactamente lo contrario. La quimioterapia se puede dar al paciente en peligro la vida, llagas en la boca. Que ataca el sistema inmunológico mediante la destrucción de miles de millones de células inmunes (glóbulos blancos). Sus venenos mortales inflaman todas las partes del cuerpo. Los fármacos pueden desprenderse de todo el revestimiento de los intestinos. Los efectos secundarios más comunes experimentados en los pacientes de quimioterapia es su completa falta de energía. Los nuevos medicamentos adicionales que hoy tienen las pacientes de quimioterapia muchos pueden evitar que el paciente darse cuenta de algunos de los efectos secundarios, pero no reducir el efecto inmensamente destructiva y represiva de la propia quimioterapia. Recuerde, la razón por la quimioterapia puede reducir algunos tumores se debe a que causa la destrucción masiva en el cuerpo.

Si usted tiene cáncer, usted puede pensar que esta sensación de cansancio es sólo una parte de la enfermedad. Esto rara vez ocurre. Sensación de cansancio es más probable debido a la anemia, un efecto secundario común de la mayoría de los medicamentos de quimioterapia. Los medicamentos de quimioterapia puede disminuir dramáticamente sus niveles de glóbulos rojos, lo que reduce la disponibilidad de oxígeno a los 60-100 trillones de células de su cuerpo. Usted puede, literalmente, sentir la energía de haber sido atacados a partir de cada célula de su cuerpo - una muerte física sin morir. Chemo causados por la fatiga tiene un impacto negativo sobre las actividades del día a día en el 89% de todos los pacientes. Sin energía, no puede haber alegría y esperanza, y todas las funciones corporales se sometió.

Uno a largo plazo efectos secundarios es que los cuerpos de estos pacientes ya no pueden responder a los aspectos nutricionales o inmunológicos para el fortalecimiento de los tumores cancerosos. Todo esto puede explicar por qué los pacientes con cáncer que no reciben ningún tratamiento, tienen un máximo de cuatro veces la tasa de remisión más elevados que los que reciben tratamiento. Lo triste es que la quimioterapia no cura el 96% al 98% de todos los cánceres de todos modos. Pruebas concluyentes (para la mayoría de los cánceres) que la quimioterapia tiene una influencia positiva en la supervivencia o la calidad de vida no existe.

Para promover la quimioterapia como tratamiento para el cáncer es engañoso, por decir lo menos. Por dañar permanentemente el sistema inmunológico del cuerpo y otras partes importantes, la quimioterapia se ha convertido en la principal causa del tratamiento causadas por enfermedades tales como enfermedad cardíaca, enfermedad hepática, enfermedades intestinales, enfermedades del sistema inmunológico, infecciones, enfermedades cerebrales, trastornos de dolor, y el envejecimiento acelerado.

Antes de comprometerse a ser envenenado, los pacientes con cáncer necesidad de cuestionar a su médico y pídale que produce la investigación o evidencia de que la reducción de un tumor en realidad se traduce en un aumento de la supervivencia. Si te dicen que la quimioterapia es la mejor oportunidad de sobrevivir, usted sabe que está mintiendo o simplemente mal informado. Como la investigación de Abel demostró claramente, no hay tal evidencia en cualquier lugar que se encuentra en la literatura médica. Someter a los pacientes a la quimioterapia los priva de una oportunidad justa de encontrar o respondiendo a una cura real y merece enjuiciamiento penal.



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